Pendiente de la hora que es, enciende el
televisor
y mientras
toma un café se entera de las noticias.
Hoy no está
de buen humor: su equipo no ganó ayer...,
y en la cama
su mujer le recordó... la hipoteca.
Anda más o menos zombi, vuela sobre cuatro
ruedas,
no da un
paso sin su móvil y ¡tener más!... es su meta.
No hablo de
nadie, ¡tantos somos él!...
En todo, o
en parte, nos saca el cartel...
Tras sentarse en su sofá, enciende el
televisor
y están
dando por la 2 un debate en el Congreso.
El tema de
discusión es la ley electoral...
y comenta su
mujer que tiene interés en verlo.
Él se levanta y busca algo, que no encuentra en su chaqueta;
tal vez se
le haya olvidado en el mostrador de Hacienda...
No hablo de
nadie, ¡tantos somos él!...
En todo, o
en parte, nos saca el cartel...
Va de cráneo, emulando a sus modelos...,
se ha
perdido queriendo ser como ellos.
Fue de
“progre”, fue de “ultra”, fue de “centro”,
brujuleando,
sin tener claro el sendero...
Ahora dice
que se ha hecho nacionalista,
y defiende
lo que él llama “sus raíces”;
hoy se
siente por fin identificado
siendo parte
de una vieja y recia estirpe...
No comparte la opinión de su mujer,
ella dice
que ejerce de ciudadana,
sin sentirse
en nada identificada
con modelos
“integristas” o de “raza”.
...Y que
este mundo, necesita de una vez
superar las
mil batallas del ayer...
Somos hijos
de un pasado truculento;
bien
sabido..., a ver si aprendemos de él.
Muy buena la letra, me gustan mucho, criticas y comprometidas. Sin duda, los tiempos lo requieren.
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